No vas a leer nada alucinante, ni un blog re divertido, ni reflexiones políticas o filosóficas.
Esto soy yo. Este es mi mundo.
Mi mundito y yo.
Pasá y cerrá la puerta, bienvenido.
Esto soy...

Galeano (IV)


¿Dónde están los cuerpos que se buscaron y se ataron entre sí con nudos de músculos y maravillas y ciegamente creyeron que seguirían para siempre mojados de esos jugos y muertos sólo de risa?

La ciudad, en La canción de nosotros.

En 140 (II)


"Nos conocíamos desde hacía tantos daños
que a veces nos desconocíamos."

(Modif. de un tweet de @Noellee__)

Iluminando caminos


Iluminando caminos, así partió una vez
porque aquel que hace un viaje 
tiene algo para ver.
Aterrada, volando, 
escapando lejos de aquel lugar
donde el cielo y las estrellas 
ya no la acompañan más.
Desorientada vagando 
una puerta abierta la invita a entrar
y otro mundo y otra historia 
están a punto de empezar...
No imaginó lo que iba a encontrar allá
un corazón y una idea por qué luchar
Detrás del viento esa noche 
aquel Sol se fue
con su Baleno aquel día volvió a nacer...
Siento en el aire un rugido de libertad
y como un trueno su abrazo 
se hace escuchar,
siento en el aire sus risas y puedo ver
que hay en sus ojos amor y anarquía...


María Soledad Rosas (Buenos Aires, 1974 - Turín, 1998)


Iluminando caminos (La Semilla y sus narices)

Maria Elena Walsh

Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aqui
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y volví cantando.

Cantando al sol como la cigarra...

Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
tantas noches pasarás
desesperando.
A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.

Cantando al sol como la cigarra...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gracias por tanto...  


Como la cigarra, cantada por Mercedes Sosa

27/10/2010 - 27/10/2011

"Era un muchachón algo desarticulado. Era un chico grande.Y era un gran peleador. Un guerrero de la política. Un apasionado. Sólo la Huesuda le dobló el brazo. Y porque Néstor se la hizo fácil. Todos se lo decían: pará la máquina, descansá, tomate unos días. No pudo parar. No pudo porque no podía. Porque no sabía. Porque no quería. Es cierto que era un flaco como cualquier otro. Pero también era un flaco como pocos. Como muy pocos. Era un flaco como él solo lo era. Como ningún otro habría podido serlo. Hay tipos así: son únicos. Y habitualmente pasan rápido. Son como una bengala. Como un pistoletazo. Néstor sólo estuvo siete años en la política visible de nuestro país (antes era el gobernador de una provincia de un sur lejano, frío). Evita, desde 1945 a 1952, lo mismo: siete años. No quiero equipararlos en nada. Son distintos, sus tiempos fueron distintos, sus circunstancias, el mundo que los rodeó. Pero hay gente que necesita poco para trazar un marca profunda, imborrable en la Historia. Acaso ésa sea su grandeza, pero es también su gran debilidad. Porque se van pronto. La Muerte se los lleva como si quisiera castigarlos por amar tanto la vida. Entonces se mueren y ganan la inmortalidad. Pero uno sabe que habrían preferido seguir vivos, seguir así, pisando la tierra, peleando, discutiendo, apasionándose, haciendo todo lo que hacían cuando respiraban el aire de cada mañana y salían a la calle, pisando fuerte, llevándose la vida por delante."

José Pablo Feinmann: 
"El Flaco. Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner"
(Fragmento)

12/10

¿Quién dijo que la cultura no tiene olor?
¿Quién dijo que tu progreso no está podrido?
Bajo tus uñas la sangre,
la historia gritando
mentira o verdad.

¿Acaso se te ha ocurrido pedir perdón?
Menos se te ocurrió devolver un peso.
Guarda que el indio despierta
y las deudas son deudas
acá o en tus bancos de mierda.

La gorda en su cuna creció vigorosa
masticando tripas de México y Bolivia.
Desarrollando lenguas,
artes, ciencias, amores,
un trampolín sin freno a las cumbres humanas...

Y pintan tus pintores, suena tu música fina,
siguen creciendo sanitos tus niños, tus niñas.
Europa y tu simiente de choreo y de muerte,
la belleza de los vencidos
aún pudre tu frente.

¿Quién dijo que la cultura no tiene olor?
Huele a toba mutilado,
cacique descuartizado,
negro secuestrado
muriendo a latigazos.
Hospitales saturados,
pobreríos infectados,
pibes que no llegan a ver
ni un puto carnaval...

Y pintan tus pintores, suena tu música fina,
siguen creciendo sanitos tus niños, tus niñas.
Europa y tu simiente de choreo y de muerte,
la belleza de los vencidos
AÚN PUDRE TU FRENTE.

(EUROPA - Arbolito)
Inspirada en un texto
de Juan Gelman 
del libro Exilio 
(Roma, 1980)

Cinco siglos igual...

Rejas

Reja grande, rejas chicas
rectangulares y redonditas
reja en la sombra, rejas al sol
reja en el vidrio y en el farol

Reja en ventana, en ventanita
en la persiana o en la puertita
en la vidriera, en el cantero
en la vitrina, en el basurero

Rejas de adentro, reja de afuera
rejas más grandes, rejas austeras
rejas lujosas, reja encerada
¡rejas que no enrejan nada!

En el escalón no te dejan sentarte
que las palomas vayan a otra parte
las puntiagudas y la redondeada
y con filete bien decorada

Rejas detras, reja adelante
rejas que crecen en cualquier parte
protegen a humanos de seres humanos
¡vivimos tranquilos con todo enrejado!

Rejas con plantas, reja plantada
las rejas puestas y abandonadas
en el potrero, en la alcantarilla
¡y pa secar el trapo rejilla!


Reja oxidada con telaraña
rejas arriba de la montaña
y en el campo lugar tan grande
parece mentira, ¡la reja es alambre!

En el altar de la virgencita
rejas enfrente de la mezquita

Reja con llave, electrificada
con candado o programadas
rejas rojas, reja amarilla
¡y nos pedimos papa rejilla!

Rejas aquí, rejas allá
donde las busque las puedo encontrar


Reja en el puente de la autopista
siempre que miro una reja a la vista
en el garage, en la cortada
una gran cárcel pero comprada

Rejas que evitan lo inevitable
crecer así ya no es saludable
rejas que rajan de las soluciones
rejas que no te dejan opciones

Rejas palpables, reja ajena
rejas propias, reja nuestra
rejas en el parque, en la piscina
reja que aleja y discrimina

Y las hamacas están quietitas
y en el arco nadie ataja
en el pastito ni una nenita
¡es que hay reja hasta en la plaza!

Y el árbol grande está entristecido
y en su sombra nadie descansa
en sus raíces ni un chico camina
¡es que hay rejas hasta en la plaza!



 

JULIO

Julio se fue con septiembre y agosto se lo salteó. Nadie sabe qué pasó, agosto desapareció. Cuentan historias lejanas que un día un árbol lo vio marcharse una noche sin luna y con un ángel volvió.
Pero esta vez es distinto, él nunca más regresó. Las urnas estaban llenas pero igual no alcanzó.
Con él se fueron las canciones de toda su generación y por lo mucho que pelearon sólo la espalda mostró.
Julio se fue con septiembre y agosto se lo salteó. Nadie sabe qué pasó, agosto desapareció.
Con él se fueron las canciones de toda su generación y por lo mucho que pelearon sólo la espalda mostró.


Solos


Al crepitar del fuego salimos corriendo,
solos tu y yo,
cuando todos dormían,
entrelazadas nuestras manos,
anudados los corazones,
silbando la melodía del ser libre,
engañados,
por nosotros mismos,
creyendo ser únicos e irrepetibles,
pero solo siendo nada en pos de la nada,
más no importa, nos sabemos fracasados,
solo puntos suspensivos,
solo corrientes de aire,
solo intervalos entre una luna y otra,
solo silencio,
solamente solos,
yo contigo y tu conmigo,
incomprensible trajinar de cuerpos,
pero solos,
amando, sin saberlo, a la soledad,
tu conmigo y yo contigo,
pero solos.
 
Kutxi Romero

Pausa.

Hoy me dí cuenta lo mucho que los quería, que los quiero y que los extraño. Nunca dejé de hacerlo, pero viste, ¡clic! y te das cuenta. Cómo nos jugó en contra la distancia. Aunque a la vez provocaba esa cosa emocionante de esperar siempre las vacaciones para verlos. No fue hace tanto y sin embargo me acuerdo tan poco. Cómo se van borrando los recuerdos, de a poquito... Me gustaría ponerle pausa a esta des-grabadora y que queden ahí, guardados pero a mano, todos los momentos que pasamos juntos. Quisiera no retener el fixture del torneo, las fechas de exámen, los recitales de alguna banda pedorra y de alguna banda buena también, con tal de que siempre me queden esas imágenes pasadas.
El olor a la casa de los abu, a sus plantas, a la sopa de verduras de la abuela y a la colonia del abuelo. El diario que no hay que romper para que lo lea Betty, los sanguches de mortadela Paladini al costado de la pile, siempre acompañados de un mate cocido calentito, a pesar del sol. La peluquería, los espejos, las viejas con ruleros y los dedos de la abuela lavandome la cabeza como nadie nunca lo va a poder hacer. El cine, los jueguitos, las hamburguesas y chau la jubilación del abuelo. ¿El precio? Las anécdotas contadas una y otra vez. Ahora me río, lo veo hablandome y me las acuerdo tal cual.
Después la época fea, la despedida, y no recordar cuándo te vi la última vez. Un 'hasta siempre' mío, un 'ya voy' del abuelo. ¡Cómo te extrañaba el abuelo! No podían estar separados. Por eso se fue con vos.
Creo que nos deben extrañar los dos, como todos nosotros a ustedes. Y a los mimos del abuelo y a las masitas de coco de la abuela. Y a todos esos momentos que, al final, creo que recuerdo bien.

Autobiografía


Nací un 5.
Viví, del 1 al 31
todos los días
al menos una vez.
Sin morir
renací un 7.
Un 27 me morí un poquito.
Dormí muchos días 
y desperté
por demás
muchas noches.
Morí de a poco
con cada luna. 
Nací, otra vez
también de a poco.
Del 1 al 31
varias veces.



Perder.


A veces el miedo a perder es tan grande 
que ganar no es una posibilidad. 

(Sebastián Schleig Pagura
en callesinsalida.blogspot.com
el 24/8/2011)

(A vos insensible...)

"El que dice pensar y no interviene, el que se asume intelectual y no se mete, el que se rie mientras otros lloran, el que ve la pobreza como un fenómeno, el que no tiene ni una gota de sangre en las venas, el que disfraza en su mirada la envidia más dura, el que goza al ver dolor ajeno, el que por dentro es musgo, basura y miedo, el que se cree el más poronga y no es más que un sorete pequeñito, el asesino burocratico, el verdugo ciudadano que adora escupir para arriba, el otario alcahuete que se respalda en lo autoritario y es un desgraciado peón de ajedrez.
Esos que son puro que-me-importa- a-mi-no-me-metas, dichosos se creen por que ignorando todo igual son dueños de las sombras y los rayos, pero en realidad son diminutos, cagones y buchones, la vida no entra en sus pulmones, no tienen sangre en las arterias tienen titulos de diarios, su esqueleto no es de huesos, es de polvora y sirenas.
entre ellos voy rodeado, sus miradas me incomodan, me acechan y olfatean. Pero mi cabeza es maquina que recicla, me tiran mierda yo devuelvo un clavel, me escupen y refriegan mi pasado yo humildemente les obsequio una poesia. Admito mis escalofrios, mis temblores, mi conciencia repleta de adrenalina, acepto acusaciones de zurdo, de K, de N, de M... mi defensa es simple; ¡soy libre y sobreviviente!.

Camilo Blajaquis."


(Publicado en camiloblajaquis.blogspot.com el 28 de octubre de 2010)

N.O.B.


 
 
 
 
 
 
 ¿Cómo dejarte si te llevo conmigo?
Nunca he podido arrancar tu corazón de mi corazón.
Hasta el domingo, mi amor...






Newell's de mi vida, vos sos la alegría de mi corazón...

La pequeña novia del carioca

Un día después 
(después de vos...) 
crucé los dedos.
La barca pasó 
y el río quedó, al fin, quieto.
Sólo un cuento fue 
que ayudó a pasar un buen rato.
Un castillo de naipes que cayó 
y palabras baratas.
En el aire entre los dos 
brilló una copa rota.
Mala suerte, 
mi palma dio un destino oscuro.
Un dulce licor de romero 
fue la mala idea loca.
¡Te vas a enterar por esta canción 
para el carioca!
No sueño más con vos, 
ya cayó otra flor del cielo.
Te voy a robar esta canción de amor 
y de consuelo.
A la suave luz de la luna 
vi tu espalda.
Hay un lugar allí para mis huellas 
y un lunar nocturno.
Apostamos mal, 
serás más feliz vagabundeando.
Muy poco amable fui, 
nada nuevo vi en tus ojos.

Mi bufanda roja



Esta tarde atendí a Rocío. Una paciente a quien conozco desde hace más de diez años. Tiene un tumor retroperitoneal con múltiples metástasis. Es diabética, le colocamos un marcapasos hace un año, después tuvo un infarto. Ya no es posible operarla ni hacerle más quimioterapia. Tiene 68 años, ha sido maestra y directora de escuela durante toda su vida. Siempre me regala libros que ella lee antes y que vuelve a comprar para mí. Casi siempre los comentamos en la siguiente visita. Desde hace un mes no quería verme porque bajó mucho de peso -37 kg- y su dentadura postiza ya no le servía. Ahora tiene una nueva, por eso vino hoy. No quería que yo la viese así. Usa un pañuelo sobre la cabeza que nunca se saca delante de otras personas. Se pinta los labios y los ojos con discreción pero regularmente. No me dejó quitarle los pantalones para revisarla porque no había podido depilarse las piernas. Me trajo de regalo una bufanda roja de lana gruesa sin terminar ya que no cree que pueda seguir tejiéndola. Quería tenerla lista para esta fecha, es mi cumpleaños, pero le resultó imposible. No se la acepté. Le dije que la quería terminada y no por la mitad. Que ella podría hacerlo. Que todavía teníamos tiempo y que este no sería el último invierno. Le mentí. Yo sé que ya no será posible. Que nunca podrá terminar mi bufanda. Lo aceptó. Sospecho que más por darme el gusto que porque se haya convencido. Antes de irse me abrazó con una intensidad rara. Muy distinta a otras veces. Yo también lo hice. Nos apretamos mucho y durante un largo rato. Ella percibió el mínimo temblor de mis brazos. Mi respiración algo agitada. O no sé qué cosa. Me acarició la cara, me besó varias veces. Creo que nuestros cuerpos se dijeron adiós. Pero no pudimos decirlo con palabras. Antes de salir del consultorio, ayudada por su esposo y su hija, volvió sobre sus pasos. –“Leí en diario que publicaron otra novela de Sandor Marai. Esta tendrás que leerla vos solo”. Volví a tomarle las manos. –“No Rocío, mejor la leemos los dos y después charlamos”. Se acercó a mi oreja en puntas de pie. Tuve que sostenerla. – “No me trates como a una tonta. Vos nunca lo hiciste. Y, a propósito, dejate de joder y se feliz de una vez por todas. Se te nota en los ojos. Te quiero mucho”. Nunca antes me había tuteado. Jamás le había escuchado decir una palabra grosera. Algo había cambiado esta tarde. –“Yo también te quiero mucho. Estás preciosa maestrita”. Le dije sin pensarlo demasiado. Se fue. Vi arrancar el auto con su sombra pequeña a través de la ventanilla. Desde los árboles llegaba un estruendo de pájaros. El siguiente paciente abrió la puerta del consultorio. Me miró sin animarse a entrar. Me quedé pensando de pie frente a la ventana. No supe qué hacer con lo que había vivido durante esos pocos minutos. Desde hace un tiempo he comenzado a sospechar que mis pacientes son mi remedio. Que ellos me atienden a mí y que el enfermito soy yo.

D.F. 
(publicado en el portal IntraMed, el 25/julio/2011)

Risas

Todos nos reimos. Algunos más, otros menos, todos tenemos algún momento en que sonreimos de compromiso, de ternura, recordando... También nos cagamos de risa a veces, quién no. O tratamos de ocultar alguna sonrisa que empuja por salir ante alguna desgracia ajena (el que esté libre de pecado...). 
En fin, las risas y las sonrisas siempre tienen un momento y una persona donde meterse. Desde sonrisas tímidas que no muestran ni los dientes, hasta carcajadas que nos pueden hacer -literalmente- mear encima. 
Pero una vez, hace  mucho y a la vez tan poco, conocí a un pibe que se reía de una forma muy especial. Sí, todas las risas son únicas y especiales, pero esta era diferente a todas. 
El pibe se reía con los ojos. Si lo veías de lejos, o sin mucha atención, no te dabas ni cuenta que se te estaba riendo en la cara. No de malo, eh. Bah, no creo.
También se reía como cualquier otro, sonreía por compromiso, sonreía porque sabía que con eso compraba a cualquiera, se reía con la boca, como todos. 
Pero estaba ese ratito, algunas veces más largo que otras, que le cambiaban los ojos, las arruguitas se le ponían de otra forma, no sé. Creo que se lo dije alguna vez, y estoy segura que su respuesta no fue más que una risa de esas. Era suficiente, igual.
Probablemente no vuelva a ver ese momento, ese ratito, esa risa rara, y no sé si alguna vez alguien más se dará cuenta que existe.
Ojalá que sí.

Quien pudiera



Quien pudiera ser
requiebro de una voz
que se revuelve en el fango,
que ansía ser algo,
y no mirada impasible,
declaración de amor musitada
al oído del que como yo,
no quiere ser nada,
si acaso, relente de luna  ó
piedra alada,
pero hoy no,
hoy no quiero ser nada. 

(Kutxi Romero)

En 140


Besar
o en su defecto intercambiar realidades.
(@maliquevedo)

(Foto: Robert Doisneau "El beso del Hotel de Ville")

Andando descalzo

Miro adelante, adelante no hay huella,
porque la huella se hace al pisar. 
Andando dicen se hace el camino. 
Descalzo es como lo quiero andar.


.

A casi todos nos llega el momento en que nos toca darnos cuenta que perdimos la cuenta.

Lunita de Tucumán

De casualidad te encontrás escuchando un tema
de esa banda que por algún motivo,
sin haber escuchado nada,
siempre pensaste que era malísima.
De casualidad, o no, el tema te gusta.

Es el invierno, la ventana
Y tu carita de reventada
Disfrutamos madrugadas
Bukowski, chinos y carcajadas.
Pero no me importa
No me arrepiento
De haber perdido
La libertad.

Si lo que viene después te asusta
Mejor te canto lo que te gusta
Y si volvemos al pasado
Te pido tu corazón prestado
Pero no me importa
No me arrepiento
De que me guste (la noche).

 
La noche empieza y no va a poder parar
Porque hace tiempo que no quiere llorar
La cocaína seca las lágrimas
Y es el combustible de mi ciudad
Yo te cantaba Lunita de Tucumán
Para que duela menos
Cada día más.

La noche empieza y no va a poder parar
Porque hace tiempo que no quiere llorar
La cocaína seca las lágrimas
Y es el combustible del huracán
Yo te cantaba Lunita de Tucumán
Para que duela menos
Cada día más.

Si esta locura nos hizo comprender
Que la alegría no supo consolar
Deja que lloren tus ojos, corazón
Que tu tristeza es el sol de mi ciudad
Y esta violencia, regalo de mi papá
Me está doliendo mucho
Cada día más.

Yo quiero verte perfumadita
Con tu boquita pintada
Que me llene de alegría
Que se apague mi dolor
Y los efectos que nunca siento
Son los rebotes del viento
Que atrapa sueños.
 
Chau... 



Y un día 
te das cuenta
que hace tres días
que no pensás

en esos días.

Que hace tres sueños
que soñás

sólo tus sueños.

Que hace tres hombres
que querés

a esos hombres.

Que hace tres noches
que te olvidaste

qué hay que olvidar.

Que hace un día
después de muchas noches
que los días
volvieron a ser 

días.



Escuchala...


(Volcán Puyehue, Chile. 6 de junio de 2011)

¿Acaso nadie escucha?
O nadie quiere escuchar... 
La Tierra está hablando. 
Y nos está pidiendo ayuda a gritos.


Llorando por los rincones, recordando aquellos tiempos
en que la mano del hombre la trataba con respeto.
Esperando que algún día se termine esa mentira 
y que su pueblo la reclame PACHAMAMA TIERRA MÍA...

A vos.

A vos, que no necesito nombrarte
para que te des cuenta que te hablo, 
te digo eso, que no hace falta que te diga
para que lo sepas.

Galeano (III)



Ese otro mundo posible está en la barriga de éste.
Éste es un mundo más bien infame, te diré.
No es muy alentador el mundo donde hemos nacido.
Pero hay otro mundo en la barriga de ese mundo.
Esperando.
Que es un mundo diferente.
Diferente y de parición difícil.
No es fácil que nazca.
Pero sí es seguro que está latiendo en este mundo que es.
Que hay otro mundo que puede ser, latiendo en este mundo que es.
(...)
Este mundo de mierda está embarazado de otro.
Y son los jóvenes los que lo llevan adelante.

(Eduardo Galeano en el acampe de Barcelona, 24/5/2011)
 
Mirá y escuchá la entrevista entera, imperdible.

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El que no ama siempre tiene la razón. 


Es lo único que tiene.

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Grafitis.

La ciudad habla, grita, se expresa en las paredes.
Pide, dibuja, declara amores.
Escracha pasiones ajenas, refuerza las propias.
Alguna pared reclama: ¡Salarios dignos!
Otra recuerda y grita... POCHO VIVE.
Hay paredes que divierten, y cuentan chistes.
Hay paredes firmadas, hay paredes voteatal2011...
Hay paredes de todos colores, para todos los gustos.
Y también hay paredes blancas.
Nuevitas, frías, tristes.
Paredes que esperan, solitas...
Por un grafiti que las venga a acompañar.



Naranjo en flor



Siempre me gustó esta canción. 
Incluso en esa época en la que todo lo que escuchan nuestros viejos nos parece horrible, sólo por el hecho de que lo escuchen. 
El otro día expresé, una vez más, mi satisfacción al escucharla.
Y alguien me contestó:
"Naranjo en flor es al tango lo que el Chaqueño Palavecino al folclore.
Naranjo en flor en el tango no es lo más significativo. Al contrario, es una verga."
¿Y? A mí me gusta.
La música es algo más que una partitura o la representación de un género.
Para mí, la música no es tal en tanto y en cuanto no me haga sentir.
Sentir felicidad, tristeza, melancolía, ira...
SENTIR.



I

Era más blanda que el agua...
que el agua blanda...
Era más fresca que el río.
Naranjo en flor...
Y en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de vida
y se marchó...

II

Primero hay que saber sufrir, 
después amar, después partir,
y al fin andar sin pensamiento...
Perfume de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon en el viento...
Después... ¿Qué importa el después?
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado,
Eterna y vieja juventud
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz...

I Bis

¿Qué le habrán hecho a mis manos?
¿Qué le habrán hecho?
Para dejarme en el pecho
tanto dolor...
Dolor de vieja arboleda
canción de esquina
con un pedazo de vida,
NARANJO EN FLOR...




CARTA DE RENUNCIA

Rosario, 14 de mayo de 2011

Estimadísimo:

Mediante la presente le comunico que por convenir así a mis intereses particulares y a mi integridad física y psíquica, he resuelto renunciar voluntariamente a soñar con usted en el marco de sueños de amor, de sexo, de desamor o de cualquier otro tipo que nos involucre a ambos en una misma relación.

Para los efectos legales a que haya lugar, y en los términos del artículo 13, decimosexto párrafo de la Ley Federal del Sueño, hago constar en este acto que no se me adeuda ninguna percepción por concepto de amor, cariño, mimos, abrazos, besos o ningún otro concepto, por lo que la presente renuncia sirva de recibo más eficaz conforme a derecho.

Reitero mi agradecimiento por todas sus atenciones durante el proceso de relación, y por la satisfacción que me produce haber compartido parte de mi vida con usted.

Sin más me despido hasta siempre,

Lucía M.

-

Olvidan las cosas, los sentimientos.
Quieren olvidarlos.
Buscan pasiones, distracciones.
El tiempo pasa.
Para algunos.
O no.
Se hacen el amor a escondidas,
incluso de ellos mismos.
Se odian, quieren odiarse.
Se aman.
Él acepta, supera. Intenta. No puede.
Admite, sonríe y canta.
Ella ama, sueña. No supera. Quiere.
Admira, duele y lo escucha cantar.

Cortázar (II)

El animal totémico con sus uñas de luz,
los objetos que junta la oscuridad debajo de la cama,
el ritmo misterioso de tu respiración, la sombra
que tu sudor dibuja en el olfato, el día ya inminentemente.
Entonces me enderezo, todavía batido por las aguas del sueño,
Vuelvo de un continente a medias ciego
donde también estabas tú pero eras otra,
y cuando te consulto con la boca y los dedos, recorro el horizonte de tus flancos
(dulcemente te enojas, quieres seguir durmiendo, me dices bruto y tonto,
te debates riendo, no te dejas tomar pero ya es tarde, un fuego
de piel y de azabache, las figuras del sueño)
el animal totémico a los pies de la hoguera
con sus uñas de luz y sus alas de almizcle. 

Y después despertamos y es domingo y febrero.


(J. Cortázar, "Ceremonia recurrente")

 

CAMILO BLAJAQUIS

Ayer, por una de esas casualidades que tiene esta vida, me encontré con una persona muy interesante.
No cara a cara, no. Ojalá hubiera sido así. Pero no.
Me encontré escuchandolo, atenta -cosa extraña tendiendo en cuenta el canal en el que estaba, que suele no interesarme tanto- y diría que bastante sorprendida también.
Este chico estaba en TN. El zocalo me contaba que su nombre era César, su seudónimo Camilo Blajaquis y la razón de estar ahí era su paso "de pibe chorro a poeta".
Por momentos, admito, me pareció que era todo una farsa. Que el chico iba a contar toda su historia y después darle con todo al Gobierno Nacional, o algo.
¡Es que hablaba MUY bien! Mucho mejor que la -gran- mayoría de gente que conozco.
Y la verdad, me resultó raro que unos años en cana ("eternos", dijo) pueda cambiar tanto a alguien.
Nombraba muchos escritores, contaba las cosas que hacía desde que salió de la cárcel, parecía una especie de milagro.
No pasó mucho hasta que me di cuenta que pensar que era mentira, fue una pelotudez.
La entrevista siguió, el pibe habló de los pro y contras del Gobierno (no podía faltar esa pregunta), y después terminó. Hasta ese momento, no me pude despegar de la tele.
 
Toda esta intro para contarles que en un momento nombró su blog y me pareció muy copado compartirlo.


Cuando lean cada palabra, no se olviden que este chico hace unos años, era un pibito de 16 que caía en cana por participar en un secuestro extorsivo... Está bien, "es uno en miles". Pero se puede. Para todos los que no se cansan de decir que un adolescente que cae en cana es un caso perdido... ésta.


Acá va el blog.


CAMILO BLAJAQUIS


Cambio y fuera.

[Inserte su título aquí]

(Iruya, Salta. Enero 2011)

Cuatro años de guardería,
un año de preescolar,
siete de primaria,
cinco de secundaria,
y cuatro de facultad.
4 + 1 + 7 + 5 + 4.... 21.
Veintún años de educación.

Eso más dos, paralelos,
que aprendí
que me enseñaste
mucho más.


En la escuela me enseñaron
Lengua, por ejemplo.
Vos me enseñaste
que hay otra lengua.
Que la Tierra habla, 
que los pueblos gritan.
Que hay que saber escuchar
para cuidar la Pacha.


También aprendí,
en el colegio,
algo como... Geografía.
Con vos entendí
que de nada sirve trazar fronteras
que hay una Latinoamérica
ahí afuera
que busca ser unida.
Me enseñaron 'etnias', 
para algunos 'razas'.
Vos me enseñaste 
que mirando a los ojos
somos todos iguales.

La escuela te forma
como ciudadano.
Con vos aprendí a vivir
como humano.
Me enseñaste a caminar
sin prejuicios, sin miedos.
Me enseñaste a correr
escapando de nada
queriendo llegar a todo.

Me enseñaste a pararme 
frente al espejo
y mirar
más allá de lo que se ve.
Aprendí que si uno no se ama
no ama nada.

Creo que una sola cosa faltó
para que el programa sea perfecto.
No me enseñaste
cómo vivir
sin vos.

IDENTIDAD

Encontré mi identidad
aprendiendo un  ideal
en los libros quemados
en los poetas exiliados

Encontré mi identidad
en la voz de aquel hermano

Sur abajo, Patagonia
de los pueblos originarios

Encontré mi identidad en un acento lejano
en cada muerto que luchó por la Libertad

Y ahora nuestra Libertad...
 

Soy del Sol y de esta Tierra
madre eterna de mi raza
soy semilla de esperanza
río arriba, mi nostalgia

Encontré mi mi identidad en un acento lejano
en cada muerto que luchó por la Libertad

Y ahora nuestra Libertad.
 



Un día como hoy... Hoy.

    Dicen por ahí, los hijos de los hijos de los nietos de quienes vivían hace mucho, que un día apareció -de la nada- una llama.
    Ellos tenían fuego y, como ahora, lo usaban para cocinar, para calentarse, para todo lo que ya sabemos.
    Pero esta llamita era rara. No era fuego común. No era grande -todo lo contrario- pero iluminaba a más de media Ciudad.
    Algunos trataban de no mirarla, pero era inevitable cruzarse con alguien cuya cara brillaba por el resplandor de ese fuego.
    Era linda, reconfortaba verla, sentirla, hablarla, escucharla.
    Pero había gente que se abusaba, la agrandaba más de lo que era.

Gente que sólo lo hacía para sacar algún rédito.
    Y así -cual teléfono descompuesto- de repente había gente que creía estar viendo un incendio y no lograba ver la llamita humilde que tenían enfrente.
    A muchos les pasó. Nos pasó.
    Era una llama, nada más. Y vimos más fuego que en el Sol.
Sin pensar llegamos a adorar esa locura en muy poquito tiempo.
    Nos iluminamos demasiado. Nos ilusionamos demasiado.
La Ciudad brilló toda la tarde. En cada cara, en cada palabra y en cada gesto.
    Pero el Viento, que siempre es el que tiene la última palabra, dijo NO. Hoy no. Ahora no. NO.
Sopló, sopló, sopló. No le costó nada. La llama se apagó en un segundo.
    Los ojos brillantes se volvieron vidriosos, las palabras se extinguieron con el fuego.
    El NO vació los corazones de todos los que estuvimos ahí.
    Sabemos que la llama va a volver, y no para ser una ilusión -como fue hoy- sino para quedarse. Para iluminar la Ciudad, para iluminarnos a cada uno de los que amamos esta locura que se llama Newell's Old Boys.


Va a volver, va a volver, Bielsa va a volver...

Allá en el Sur



Se reflejaban en el charco
Se miraban
Eran uno. Dos, pero uno
Eran uno en la montaña
En el charco de nieve derretida
En esa tierra, en ese frío


Porque allá, en el Sur, se puede ser dos 
Y ser uno.


Acá, en la ciudad, uno es uno 
Y dos son multitud.

Loco (I)

    
    De repente, se abrió la puerta de la habitación del técnico. Bielsa atravesó el lugar, se sentó frente a Gamboa mientras este seguía con la rutina del Mrs. Pacman y tuteándolo, por la confianza de los años vividos, le dijo:

    - ¿Cómo estás? ¿Tenés ganas de jugar?
    - ¡Estoy desesperado por jugar, profe! ¡Tengo unas ganas terribles!
    - ¿Te puedo hacer una pregunta?
Gamboa no abandonaba su mirada hacia la pantalla, lo cual generó el fastidio del técnico.
    - ¿Te puedo hacer una pregunta, o no?
    - ¡Sí, profe, digame!
    - ¡Pero no me estás entendiendo! ¡Dejá el juego y mirame!- lo conminó -. Decime Fernando, ¿qué das por ganar el partido de mañana?
    - ¡Todo, profe! Si usted me conoce a mí...
    - ¿Pero qué es todo?
    - Y... Si me tengo que tirar de cabeza, lo hago. Para mí mañana es la vida, es así de simple.
    - ¡Pero no! ¡Vos tenés que dar más! Pensá que tenés que dar más.
    - ¿Más? La verdad es que no lo entiendo.
    - ¡Más! ¡Tenés que dar más!- su enojo por no encontrar la respuesta esperada era evidente.
    - Profe... ¿más que eso? Trabar con la cabeza. Jugar cada pelota como la última. Apoyar al equipo y tratar de sacar la pelota bien desde abajo...
    - No... Te estoy pidiendo otra cosa. ¡No me entendés!
    - Y bueno, no sé, digame usted.
    - Para que vos te des una idea: nosotros tenemos cinco dedos en cada mano. Si a mí me prometen ahora que ganamos el clásico... ¡me corto un dedo!
    - Pero profe... ¡Cómo me va a decir eso! ¡¡Cómo que se va a cortar un dedo!!
    - Ya sé. Recién terminé de hablar a mi casa y mi señora me dijo lo mismo. Pero no importa, yo te digo que me corto un dedo.
    - Pero profe... cuando ganemos cinco clásicos se queda sin la mano.
    - ¡Me parece que vos no entendés un carajo de qué se trata todo esto!

(Frag. de La vida por el fútbol. Román Iucht. 
Ed. Sudamericana. 2010)



















Loco divino, ¿dónde estás? Yo sé muy bien que al Parque vas a regresar. Toda tu gente esperá por vos, para que vuelvas...