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Esto soy...

Pausa.

Hoy me dí cuenta lo mucho que los quería, que los quiero y que los extraño. Nunca dejé de hacerlo, pero viste, ¡clic! y te das cuenta. Cómo nos jugó en contra la distancia. Aunque a la vez provocaba esa cosa emocionante de esperar siempre las vacaciones para verlos. No fue hace tanto y sin embargo me acuerdo tan poco. Cómo se van borrando los recuerdos, de a poquito... Me gustaría ponerle pausa a esta des-grabadora y que queden ahí, guardados pero a mano, todos los momentos que pasamos juntos. Quisiera no retener el fixture del torneo, las fechas de exámen, los recitales de alguna banda pedorra y de alguna banda buena también, con tal de que siempre me queden esas imágenes pasadas.
El olor a la casa de los abu, a sus plantas, a la sopa de verduras de la abuela y a la colonia del abuelo. El diario que no hay que romper para que lo lea Betty, los sanguches de mortadela Paladini al costado de la pile, siempre acompañados de un mate cocido calentito, a pesar del sol. La peluquería, los espejos, las viejas con ruleros y los dedos de la abuela lavandome la cabeza como nadie nunca lo va a poder hacer. El cine, los jueguitos, las hamburguesas y chau la jubilación del abuelo. ¿El precio? Las anécdotas contadas una y otra vez. Ahora me río, lo veo hablandome y me las acuerdo tal cual.
Después la época fea, la despedida, y no recordar cuándo te vi la última vez. Un 'hasta siempre' mío, un 'ya voy' del abuelo. ¡Cómo te extrañaba el abuelo! No podían estar separados. Por eso se fue con vos.
Creo que nos deben extrañar los dos, como todos nosotros a ustedes. Y a los mimos del abuelo y a las masitas de coco de la abuela. Y a todos esos momentos que, al final, creo que recuerdo bien.

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