En cada coma inspiraba muy profundo.
Aire que soltaba de a poco con cada palabra que escribía su alma.
Punto seguido y cerraba sus ojos, juntando la fuerza para seguir.
Algunos puntos suspensivos escribían los suspiros de tristeza y resignación...
Signos de interrogación llenaban su corazón preguntando "¿por qué?".
Dos puntos y algunos paréntesis trataban de explicar el fracaso, pero los signos de exclamación lo frenaban desesperados.
En el punto y aparte despejaba su mente, y cada vez más comas llenaban el papel de aliento que se iba para siempre de su cuerpo.
Faltaba un párrafo, la despedida.
Pero su corazón dijo basta y dejando la lapicera, sin previo aviso, el punto seguido fue punto final.
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