Lo veo venir.
Se acerca, despacito...
Me acerco yo.
Con sus manos horribles me saluda.
Me hago la distraída.
Pero sabe que lo vi, y eso lo apura.
Me subo a un trencito que pasa,
tratando de alejarme.
Es lindo, colorido, parece feliz.
Pero me acerca más y más cada día.
Cada noche.
Por momentos creo querer estar cerca suyo,
refugiarme en su oscuridad,
usarlo como excusa.
Por momentos quiero dar la vuelta,
subirme al tren de colores y no volver.
Un día una cosa, un día la otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario